Ya es Navidad en Monsagro.

La parroquia de San Julián, acoge el símbolo más representativo de las fiestas navideñas para la comunidad cristiana. El Belén.

Llegó la Navidad a la villa de Monsagro, la tarde del nueve de diciembre, en pleno puente de la constitución, Juan Antonio y su hijo Javier, dieron por concluida la instalación del Pesebre artesanal que año tras año – y ya van unos cuantos – colocan en el presbiterio de la iglesia para deleite  y disfrute de residentes y visitantes, en estas fechas tan señaladas.

El montaje del Portal en el templo supone de facto, la llegada del tiempo de adviento a la localidad, de hecho, hasta que no se instala el Belén,, la población no tiene la percepción plena de estar esperando la llegada del niño Dios: desde la tarde del sábado, la gente de Monsagro, entra de lleno en lo que se denomina Navidad,, una Navidad, que amén de traernos el nacimiento del redentor, nos aboca irremisiblemente a la celebración de la última noche del año y recepción del primer día del siguiente, y que en buena ley, no termina hasta la celebración de la llegada de los Reyes magos el seis de enero.

Un año más, la iglesia parroquial se engalana con un Portal, en donde se recrea la riqueza paisajística de Monsagro en un pequeño espacio, con la temática del advenimiento de Jesús  en la aldea de Belén; desde el sábado nueve, hasta pasada la festividad de los Reyes, el conjunto artesanal creado por juan Antonio y Javier, saludará a todos aquellos que acudan a los actos religiosos propios de estas fechas, sin olvidarnos, de aquellos que simplemente se dirigen al templo con el fin de admirar la estampa navideña, tan bien recreada por los autores de tan efímera obra, que por desgracia, una vez cumplida la función para la que fue creada, desaparecerá, quedando únicamente, en la memoria de quienes la contemplaron y, por supuesto, en la ingente cantidad  de fotos que los visitantes toman.

Poco más que contar, el producto se vende solo, reiterar de nuevo, el agradecimiento, a los que de forma totalmente altruista, contribuyen a poner una nota de autenticidad, en el recinto apropiado para ello, la iglesia, lugar, en el que  todo aquel que lo desee, puede acceder sin cortapisa alguna, cada cual con su motivación particular, pero todos ellos, seguro, con la intención coincidente en lo concerniente a la contemplación de tan singular Belén.

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