Las féminas monsagreñas arropan a su patrona.

Las mujeres de Monsagro celebran la fiesta de Santa Águeda.

El domingo 4 de febrero, las mujeres de Monsagro cumpliendo con la tradición agasajaron a su patrona, Santa Águeda, aunque en honor a la verdad, la fiesta propiamente dicha es el 5, pero ante la falta de asistencia por despoblación, se ha considerado preciso desde hace ya varios años, celebrarla el fin de semana mas cercano al 5, en este caso el cuatro, concretamente al día siguiente de la celebración de otro santo San Blas, que en Monsagro no se festeja – casi, casi invadiendo su jurisdicción – y que, por eso de que son correligionarios, no se tomará a mal el hecho de que  en su día se celebre la alborada de su conmilitona Santa Águeda, es por motivos justificados, mejor eso que no que se pierda algo que viene de tan lejos – como es el caso de la fiesta de los quintos, San Sebastián – aunque con ligeras modificaciones en el calendario, Santa Águeda se ha recuperado y vuelve a tener su protagonismo.

Tanto en lo litúrgico, como en lo laico, en nada varía de sus antecesoras, San Sebastián y San Julián, alboradas, misa solemne, procesión, ofertorio y, en este caso, convite, eses es el programa festivo, con el añadido de la cena en el restaurante local a la terminación de la alborada de la víspera.

En la actualidad, la fiesta se ha quedado un tanto en la faceta de lo tradicional, frente al principal componente religioso de antaño que se va difuminando poco a poco, y mucho más aún, el sentido a nivel social que tenía hasta hace algunas décadas, por fortuna, los tiempos han cambiado tanto, que la fiesta otrora reivindicativa, pasa a ser algo entre lo folclórico y lo tradicional, dejando atrás, antañonas concepciones sociales.

A las 18 horas, tuvo lugar el acto final, un chocolate con bizcochos en el local multiusos, con el se puso fin a la festividad de Santa Águeda, patrona de las mujeres aún hoy, en las postrimerías del primer cuarto del siglo XXI.

Otro año más, las mujeres se han reunido para cantar, bailar. cenar y concelebrar, una excelente escusa, para que distintas generaciones confraternicen en el incomparable marco, de un medio rural ya de por sí exhausto, tan necesitado de estímulos para seguir subsistiendo.

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad