De nuevo la trilla en Monsagro.

El primer sábado del mes de agosto trae consigo, la recreación de una de las labores tradicionales más veraniega.

Todos aquellos que pasan de la cincuentena, recuerdan las tediosas jornadas en la era hasta conseguir que a base de paciencia, la mies quedase lista para ser limpiada y acarreada. Sin embargo, los de menos edad, no guardan esos recuerdos, es por eso, que algunos ayuntamientos, entre ellos el de Monsagro, desde hace ya algunos años, han instaurado el día de la trilla como una actividad de divertimento estival, durante unas horas, la chiquillería goza del privilegio de montar sobre un artilugio – trillo –  arrastrado por una pareja de caballerías, algo muy habitual  hace apenas una treintena de años, y que ahora – en la era de la tecnología – parece cosa de un pasado muy remoto, aunque en realidad, sea de hace escasos años, tan pocos, que aún son muchos los que recuerdan dicha actividad como algo costoso, sofocante y desagradable, todo lo contrario de lo que a día de hoy representa, aún así, resulta más que adecuado homenajear con este día de la trilla, a los tantos y tantos antepasados que tuvieron esta actividad como medio de subsistencia, en un mundo rural que en nada se parecía al que podemos disfrutar actualmente. 

Comenzó la jornada al filo de las once de la mañana con el rito de enganchar la pareja al yugo, y posteriormente, tras  colocar el trillo sobre la parva, y el cambizo sobre el barzón del yugo, dio comienzo la ronda de vueltas sobre la paja para que los chiquillos disfrutasen de un rato de algo insólito para ellos, nacidos y criados en las ubres de la modernidad más vanguardista. La charanga «Al rojo» amenizó a lo largo de la mañana la actividad. Concluida la trilla, las celebraciones se pospusieron hasta las 17 horas, que en el entorno del jardín botánico se retomaron con un tobogán de agua, que dado el calor sofocante registrado, fue acogido con gran regocijo, no solo por los menores, también por jóvenes y mayores. Seguidamente, a las 19 horas, llego el turno de la fiesta de la espuma en el patio de las antiguas escuelas, el éxito de la actividad, no es preciso relatarlo.

Con el grueso de la programación tocando a su fin, a las 21 horas, llegó la parrillada comunal en la Plaza mayor – por el simbólico precio de 6 euros  por persona – que sirvió como preludio al colofón musical a cargo del grupo «10 cuerdas pop» que nos hizo revivir la música de las décadas 80-90.

Un año más el Ayuntamiento, siguiendo una costumbre ya instaurada hace algún lustro, acierta a la hora de programar un divertimento variado, que reúne tradición y modernidad, para dejar satisfecha a toda la población, sin distinción de edades, como deja de manifiesto la parrillada, en la que todos, y en este todos entran, incluso los no vecinos que se dejaron caer por Monsagro el sábado 5 de agosto, reitero, todos, jóvenes, mayores, niños, forasteros y vecinos, en franca armonía inter. generacional, e inter-vecinal, celebrando una jornada festiva codo con codo, no únicamente en el disfrute de las actividades – que también – colaborando además en el desarrollo de las mismas como voluntarios, unos disfrazados con antañones ropajes al uso de entonces, otros en labores de asistentes en la trilla, venta de artículos relacionados con ella o, colocación de mesas para la cena comunitaria.

Una jornada más de confraternidad estival, muy consolidada en nuestro pueblo.

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