La carrera Tres valles vuelve por sus fueros.

El ultratrail más prestigioso y exigente, retoma su calendario en el Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia.

Con la sexta ola de la pandemia en franco retroceso, se dieron las condiciones para retomar la carrera de los Tres Valles, una carrera ya consolidada en el panorama deportivo de la especialidad – a pesar del parón propiciado por la aparición de la pandemia de COVID 19- un reclamo insoslayable para los amantes del aire libre y la naturaleza en estado puro.

Amaneció la mañana del domingo trece de marzo, con una climatología impensable tan solo unas horas antes, en las que la pertinaz lluvia vaticinaba una carrera pasada por agua, con el peligro añadido que eso supone para los participantes a nivel de accidentes, dada la exigente orografía del trazado, que discurre a lo largo de tres emblemáticos valles de la Sierra de Francia, el valle de Lera y el de las Batuecas en la Alberca,, y el del Agadón en Monsagro. que a la sazón,son los que dan nombre a la carrera.

En esta ya sexta edición, se ha modificado el recorrido, tanto en la carrera reina, 35,2 km y 2.200m de desnivel, como para la Skyline, 21,6 km y 1.300m  de desnivel y la denominada Porvenir, 11,5 km y 550 m de desnivel, para acceder a recónditos parajes del Parque Natural, con el excepcional permiso de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León.

Como ya es habitual, el tramo del Valle Agadón, ha sido controlado por los voluntarios de la villa de Monsagro, que ya desde los inicios de la prueba,  -allá por el año 2015 – se comprometieron a colaborar, y no han cesado en su cometido incluida la presente y última, por ahora edición, con lo que queda patente el compromiso de Monsagro, a nivel colaborativo, con la carrera serrana.

El nivel de participación ha sido total, con todas las inscripciones agotadas en cada una de las pruebas convocadas, corredores de todas partes de la geografía nacional, se han dado cita en la Sierra,  para no perderse la exclusiva carrera. un ejercito de voluntarios se ha dejado la piel, para contribuir a que todo discurra sin incidentes resaltables, a todos ellos, el agradecimiento de los organizadores; que duda cabe, de que son parte esencial del desarrollo de la misma.

El recorrido de la carrera reina – la que da nombre a la prueba –  sale, al igual que las otras dos – de la plaza de la Alberca, por el valle de Lera en dirección al santuario de Peña de Francia, para desde allí, bajar al Paso de los Lobos, puerta de entrada al valle Agadón de Monsagro, desde donde – por una accidentada pendiente, muy técnica según el argot de la carrera – acceder a lo alto de la mítica Mesa del Francés, desde esta, al Puerto de Monsagro, para, seguidamente, atacar la ladera que discurre en el valle de Batuecas, paralela al límite con la provincia de Cáceres, antes de iniciar la bajada hacia el conjunto eremítico de San José de las Batuecas, monasterio ubicado en las inmediaciones del rio del mismo nombre, y como colofón, la subida hasta el Portillo y meta en la Plaza albercana para completar el circulo de un recorrido, tan exigente, que no todos los 250 participantes logran acabar, aunque es de justicia remarcar, que no son pocas, las féminas que lo consiguen, de hecho, dentro de la prueba, se premia, tanto el individual masculino, como el femenino, con su podio y premios para los ganadores-ganadoras-

El resultado de las clasificaciones quedó como sigue:

Carrera reina, 35,2 km: podio masculino.

 Oro, Miguel Heras, plata, Jaime Romo, bronce, Francisco Javier González.

Femenino:

Oro, Julia Font, plata, Patricia Muñoz, bronce, Marta Pérez.

Skyline, 21,6 km: podio masculino:

Oro, Iván Bernardo, plata, Juan Rodríguez, bronce, Tomás Cuartero.

Femenino:

Oro Moana Keres, plata, Tamara Canet, bronce, Isabel Pérez.

Porvenir, 11,5 km. Podio masculino:

Oro, Rodrigo Andureza, plata, Álvaro  García, bronce, Lleir Barcons.

Femenino:

Oro, Yolanda Martín, plata, Sladjana Zagorac, bronce, Claudia Corral.


Al final, lo mollar del evento fue, que transcurrió sin accidentes dignos de tal calificación, a la entrega de trofeos en la plaza de la Alberca, siguió una comida en la campa de la ermita de San Blas, para todos, participantes, voluntarios y organización, un digno remate, para un día irrepetible.

Ahora, toca esperar dos años para que el Parque Natural de las Batuecas-Sierra de Francia, acoja una nueva edición, seguramente, con recorrido y climatología diferentes, de ahí, lo de irrepetible.

hasta el 2024.

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