El día de la trilla, como homenaje a las antiguas labores tan comunes hace algún tiempo en el entorno rural.
Tras el obligado parón causado por la pandemia de la COVID-19, que obligó a suspender la actividad el año pasado, de nuevo el Ayuntamiento retoma la celebración del día de la trilla.
Dicha actividad, tiene como principal objetivo, el que los más pequeños puedan disfrutar de un rato agradable encaramándose a un artilugio arrastrado por dos caballerías, pero no de ja de ser además, una actividad que pretende homenajear a tantos y tantos de nuestros antepasados, a los que la trilla no les suponía diversión alguna, todo lo contrario, los niños de entonces miraban la trilla como lo que era, un tedioso y duro trabajo que se veían obligados a realizar para contribuir con ello al sostenimiento económico de la familia, como puede apreciarse, nada que ver con el carácter lúdico-festivo actual.
A las 11 de la mañana dio comienzo la actividad propiamente dicha, con un emotivo pregón elaborado por el monje dominico nacido en la localidad, Salustiano Mateos, tratando de contextualizar la trilla, rememorando antiguas vivencias de su juventud, cuando el trillar suponía uno de los pilares de la precaria economía rural.
Como es preceptivo, lo primero, uncir el par de burros – por cierto, traídos de fuera para la ocasión ya que desde hace varios años, no quedan caballerías en el pueblo – lo siguiente, enganchar en el yugo mediante el cambizo el trillo, que es a la sazón, el encargado de desmenuzar la paja hasta convertirla casi en polvo, a base de dar vueltas y más vueltas sobre la parva.
Una vez uncidas las bestias al trillo, en riguroso turno, la numerosa chiquillería fue pasando por el trillo para disfrutar de un corto paseo navegando sobre las doradas olas de paja seca, a bordo de una curiosa embarcación arrastrada por dos animales, toda una novedad para ellos, que a diferencia de muchos de los mayores que los contemplaban, tuvieron que practicar esa imaginaria singladura, por forzosa obligación.
Esta año, como novedad, el Ayuntamiento ha puesto a la venta por el módico precio de 5 euros, unas camisetas en las que se pueden observar las distintas etapas por las que pasaba la obtención del grano, siega, acarreo, trilla y separación del grano de la paja.
Al igual que en años anteriores, la charanga Al Rojo, ha sido la encargada de amenizar la mañana al numeroso publico congregado.
La jornada festiva, no concluyó con el desenganche de las caballerías, continuó con la actuación del afamado folclorista charro, «El Mariquelo» en la plaza bien entrada ya la tarde.
Esta actividad de la trilla, bien podríamos decir, que se erige en referente del variado programa estival que el Ayuntamiento viene llevando a cabo desde el inicio del verano : títeres, teatro, cuentacuentos, actuaciones musicales, cine, talleres de pintura, en fin, un nutrido y variado repertorio con el fin de amenizar las veladas de los fines de semana veraniegos.
Por supuesto, con las debidas medidas de seguridad establecidas, ya que seguimos inmersos en la pandemia de coronavirus que a finales del 2019 nos llevó a todos a prescindir incluso, de nuestra libertad individual. Debemos de congratularnos, porque a pesar de los pesares, las cosas comienzan a estar casi controladas, de forma y manera que , si todos contribuimos, se puede hacer una vida casi normal, buena muestra de ello es, el que las actividades culturales puedan realizarse, lo cual demuestra que la cultura es segura, siempre y cuando respetemos las normas establecidas por las autoridades sanitarias.
El año 2021, pasará a los anales de la memoria de los monsagreños, como el año en el que se reanudaron de nuevo actividades culturales habituales antes de la pandemia, entre ellas, esta de la trilla, y como no, la reapertura del Centro de interpretación de los Mares Antiguos.