Variedad de actividades para amenizar el inicio del tradicional mes vacacional.
Se estrenó el mes de agosto con la resaca del incendio acaecido en julio, con su grado de ola de calor para no ser menos, algo al parecer, que va a ser habitual dadas las circunstancias a las que el cambio climático nos aboca..
La primera de las actividades, todo un clásico llegadas estas fechas estivales, la Jornada de voluntariado medioambiental que la Casa del Parque Natural de las Batuecas-Sierra de Francia organiza en Monsagro con el fin principal de realizar labores de mantenimiento en el Jardín botánico de la villa.
El jueves 4, medio centenar de jóvenes comprendidos entre los 5 y los 17 años, comandados por varios adultos, se encargaron de repintar y acondicionar papeleras, vallas y carteles para que el paso del tiempo no se haga tan visible en los elementos expuestos a la intemperie. como colofón a la actividad, el Ayuntamiento obsequió a los participantes con un almuerzo en comunidad. Todo un ejemplo de colaboración intergenaracional que debiera de prodigarse más, y en más ámbitos.
La segunda actividad programada, teatro infantil. Al atardecer del viernes cinco, el grupo «Chirimbamba» recaló en la plaza de Monsagro para amenizar con su espectáculo «Poderes mágicos» a la abundante población menuda, los niños. un espectáculo de títeres, magia y humor con participación del público, que dejó a los pequeños plenamente satisfechos.
Pero el día grande, la actividad estrella llegó el sábado «La trilla» una actividad enfocada a recordar – y de paso a rendir homenaje – las antiguas labores de separación del grano de la paja, a todas luces festiva para los pequeños, pero no menos festejada por las personas mayores, algunos lucieron para la ocasión disfraces de época, con aperos propios de la actividad, al compás de la música de la charanga «Al rojo». quien les iba a decir a los que ya pasan del medio siglo, que esta actividad tan penosa, que a ellos les tocó realizar con escaso entusiasmo, pasado algún tiempo se iba a convertir en un reclamo turístico-festivo, algo de un solo día para regocijo de los pequeños, nuevamente protagonistas en la labor, pero de forma radicalmente distinta !Las vueltas que da la vida! y lo que nos tocará ver si Dios quiere, tal y como se suele decir. Después de comer, juegos acuáticos en el Calvario.
Como todo día grande de fiesta que se precie, no podía faltar la actuación folclórica, que en esta ocasión corrió a cargo del conocidísimo folclorista Ángel Rufino de Haro «El Mariquelo» que amenizó la tarde con su gaita y tamboril, justo antes de que los vecinos reunidos en una comida fraternal degustaran una barbacoa regada con vino, digno broche final para un día completo y variado.
Según el programa oficial, el domingo cerraría la semana con un bingo en la plaza del pueblo para todos aquellos que se animasen a participar,, pero a última hora se variaron los planes, dejando el bingo para la tarde-noche del lunes, debido a que por motivo de las fiestas de verano del vecino pueblo de Serradilla del Arroyo, se organizó un triangular de futbol en el que se incluía un equipo de jóvenes de Monsagro.
Dos aspectos a resaltar, el primero, que los equipos fueron mistos, chicos y chicas juntos, y el segundo, que el equipo de Monsagro se alzó con el trofeo de ganador al vencer tanto a Serradilla, como a Morasverdes, en ambos casos con contrastada solvencia.
Para cerrar este primer ciclo de actividades una novedad, el bingo en la Plaza.
En la noche del lunes, la plaza de Monsagro se llenó de personas de todas las edades para participar en el bingo. Una actividad novedosa que resultó ser multitudinaria, pocos, o casi ninguno, de los habitantes de Monsagro faltó a la cita, que se alargó hasta pasada la medianoche. Lo de menos fueron los premios, entre ellos, lotes de embutidos Tino, cenas en el Centro de Turismo Rural de la localidad, una cata de vinos y una noche para dos personas en un hotel a elegir, lo más relevante sin duda, fue el buen ambiente y la enorme participación tanto de jóvenes como de adultos, todo un acierto, para cerrar la semana, que a buen seguro se repetirá en el futuro, dado el éxito cosechado.