Noche mágica en Monsagro.

Merienda de cuentos en la Plaza del pueblo.

Este sábado 24, del ya agonizante mes de agosto, en la Plaza de la localidad de Monsagro, el dúo Chirimbamba deleitó a la numerosa chavalería – y no pocas personas mayores – con una merienda de cuentos.

De la mano de Hernández y García, la Plaza trocose en castillo, bosque, cueva o, paraje – depende del relato – en el que avezados príncipes, caballeros, criaturas fantásticas o simples niños, rescataron a bellas princesas, atribulados menores, animales parlantes, o seres mitológicos, de las malvadas garras de brujas, dragones y otros seres imaginarios.

Monsagro el sábado por la noche fue, sin duda, en la imaginación de los más pequeños, el centro mundial de la fantasía. El dúo Chirimbamba, durante la velada colmó la imaginación de la gente menuda, y también de la adulta, que de su mano rememoró secuencias de su infancia. En su caso, eran sus abuelos los que haciendo gala de la tradición oral aprendida de sus ancestros, les deleitaban con cuentos mil veces repetidos pero aderezados con anécdotas de cosecha propia que los convertían en nuevos cada vez. Lo mismo que en la actualidad realizan estos modernos cuentacuentos que escenifican en las plazas, aportándoles frescura, lo que antaño era practicado en las cocinas al amor de la lumbre, o en los machaderos adosados a las fachadas en las noches de verano como la que nos ocupa.

El espectáculo ofrecido, pone además de manifiesto, lo que eran los pueblos en décadas pasadas, un hervidero de vida, con gran cantidad de menores pululando por las calles, cosa que en la actualidad solose circunscribe a la época estival, una verdadera pena pero, como decía aquel, los tiempos cambian que es una barbaridad y ahora toca lo que toca, asistir a eso que los políticos han dado en llamar la España vaciada, un eufemismo para tratar de soslayar el pronunciar la palabra adecuada, abandono, sin hacer nada para remediar la verdadera y acuciante situación, que no es otra que la de que, la inmensa mayoría de los núcleos rurales, debido a la ausencia de niños, va camino de la desaparición a corto plazo.

Recapitulando, que nos vamos por la ramas dejándonos ganar por la nostalgia, este tipo de actividades son francamente recomendables y hay que dar por ello gracias a las corporaciones locales – como es el caso de la de Monsagro – que se implican en fomentar la cultura popular entre los más pequeños, que no en vano, son los representantes del futuro más inmediato.

1 comentario

Bravo por esas iniciativas. Eso dará a los críos la oportunidad de sentirse unidos al pueblo y recordarán siempre su estancia de forma grata. Enhorabuena por esas actividades educativas.

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