Noche de reyes.

Los Magos de oriente, acuden a su ancestral cita con los niños de Monsagro.

La noche del 5 de enero es, además de la antesala de la despedida de las fiestas navideñas, la noche de la ilusión, la noche en la que infinidad de infantes de prácticamente toda la superficie de nuestra piel de toro, viven con intensa emoción la llegada de los Reyes magos.

Las cabalgatas se suceden a lo largo y ancho del país, sin que el hecho de tener más o menos población influya en otra cosa, que no sea el boato de los preparativos. Monsagro desde hace ya bastantes años – allá por la época de la Asociación Cultural Tiro Barra – lleva celebrando la llegada de los magos de forma presencial, y este año no podía ser menos.

Con las sombras de la noche desdibujándolo todo, el reloj de la torre anunció con la novena campanada las 21 horas, en ese momento, los Reyes hicieron su aparición en el portalito de la iglesia, donde ya les esperaban ansiosos, una escasísima decena de pequeños, expectantes por comprobar si les habían traído alguno de los regalos que previamente tenían solicitados en su carta, remarcando, por supuesto, la bondad y el buen comportamiento exhibidos a lo largo del año o, cuando menos, en las últimas fechas, sabido es, que los reyes suelen traer carbón a aquellos que no se han comportado del todo bien, no es el caso de los niños de Monsagro, a tenor de los regalos entregados, la chavalería ha sido de lo más ejemplar sin duda, ni una sola bolsa de carbón ha sido entregada, y por si fuera poco, el propio Ayuntamiento ha solicitado a los reyes un regalo para cada uno de los niños monsagreños.

Sus majestades, repartieron desde sus asientos al borde del presbiterio de la iglesia de San Julián, a todos y cada uno de los ilusionados menores, algunos de los juguetes que habían solicitado, no todos, ya que la mayoría, se los quedan los reyes para repartirlos de madrugada en las casas de los niños y de sus familiares, aún así, no fueron pocos los regalos entregados, amén de caramelos y golosinas, que como es preceptivo, los reyes tren consigo para repartir, independientemente de lo que se les haya pedido.

Una vez entregados los presentes, y realizado el posado habitual, sus majestades se despidieron de la concurrencia, no sin desearles antes, feliz año a todos y emplazar a los presentes para el año venidero por las mismas fechas.

La climatología en un principio se mostró díscola tratando de aguar la recepción de los magos, pero finalmente amainó y colaboró a su modo, en la calurosa acogida dispensada a los magos y sus pajes.

Una vez despedidos los reyes, el consistorio agasajó a los asistentes con chocolate, bizcochos y roscón de reyes en las instalaciones municipales de la plaza.

El 6 de enero es, la puerta de salida de las denominadas fiestas de la Navidad, que desde tiempos inmemoriales se despiden de la forma más agradable posible, con la ilusión reflejada en los rostros de los más pequeños; bendita inocencia, que pena, que el inexorable paso del tiempo, de al traste con la sana intención que los pequeños derrochan a raudales, y que puede apreciarse en profundidad  el día de los reyes magos.

Se acabaron las Navidades, vuelve la rutina diaria a nuestras vidas, pero con la vista puesta en las próximas.

Feliz año.

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