Monsagro evacuado por causa de un pavoroso incendio.

La totalidad de los habitantes desplazados a Ciudad Rodrigo. 

La mañana del 12 de julio será recordada por los habitantes de la villa, como la de la evacuación forzosa por miedo a las impresionantes llamas y sobre todo, por la asfixiante presión del humo generado por el incendio provocado la tarde anterior por un rayo, en el Cabezo, alquería del pueblo de Ladrillar, colindante con el termino municipal de Monsagro.

A la intensa ola de calor, se sumó la tormenta, y entre las dos, provocaron, que el inicio del fuego en la comunidad limítrofe de Extremadura, se trocase en incontrolable, y de esa forma, la mañana del martes amaneció, con las llamas devorando el término municipal de Monsagro, haciendo necesaria la evacuación del pueblo ante lo alarmante de las llamas, y principalmente, por la densidad del humo.

A la escasa centena de habitantes habituales, cabe añadirles la presencia de las personas ya desplazadas hasta el pueblo para disfrutar de las vacaciones estivales, lo cual, casi duplica en ese momento, la población residente.

La mayoría  de los desplazados utilizaron medios propios, pero, a los que carecían de ellos,, el Ayuntamiento les habilitó un autobús. la recepción corrió a cargo del consistorio mirobrigense, el propio alcalde acompañado de varios concejales, recibió a los desplazados, en el pabellón «Eladio Jiménez» proporcionando un amplio dispositivo de ayuda inmediata, agua, comida, e información. Llegada  la noche, los que no contaban en la ciudad con familiares o allegados, fueron alojados intramuros, en la antigua escuela hogar,  «Los Sitios», donde recibieron la visita de la delegada del gobierno Virginia Barcones.

Las  iniciales esperanzas de pronto regreso a casa, se desvanecieron con la llegada del nuevo día, lejos de aumentar, las posibilidades fueron decayendo a medida que el reloj avanzaba; si bien es cierto que, la  lengua de fuego inicial que amenazaba desde la parte de la Peña de Francia, era controla casi en su totalidad, una nueva amenaza se materializó por la parte del Bao.

El fuego, a primeras horas de la tarde del miércoles – según las noticias que llegaban a través el whtsapp – se encontraba  amenazando las localidades de Serradilla del Llano y Casares de las Hurdes, con todo y con eso, Monsagro seguía en peligro por el lado  de Serradilla, motivo por el cual, las autoridades competentes no permitían volver a la localidad, por lo que, una noche más,, los habitantes desplazados se fueron a la cama con el deseo de que fuese la última.

El jueves por la mañana, la impresión general era inmejorable, las escasas noticias llegadas del incendio, hacían suponer, que tras dos largos y calurosos días fuera de casa, por fin, se podría regresar; a las 19 horas, se esperaba una reunión para decidir sobre la conveniencia o no, de permitir el regreso,, desgraciadamente, a las 17,30 horas llegó una noticia poco esperanzadora, el incendio se había reavivado, con lo que, con seguridad, se pasaría, al menos, una noche más en Ciudad Rodrigo. Para colmo de males, la cosa siguió empeorando, tanto es así, que el Ayuntamiento hizo circular la noticia de que la vuelta se posponía sine die, dado que el incendio tomaba de nuevo dimensiones dantescas, a todas luces, los medios  se vieron desbordados. A última hora de la tarde, el incendio amenazaba a poblaciones como las Mestas y el Maillo, e incluso los monjes del monasterio carmelitano de Las Batuecas, fueron evacuados, al igual que la población de Las Mestas, antes del oscurecer, quedando el Maillo pendiente de valoración.

En la noche del jueves, se barajaba la cifra de 1000 hectáreas calcinadas, de las cinco mil quinientas con las que cuenta Monsagro y el fuego seguía devorando todo lo que encontraba a su paso, una catástrofe de proporciones bíblicas, si le sumamos la superficie quemada en el resto de pueblos pertenecientes al Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia, dejando aparte, las calcinadas en la vecina comarca de las Hurdes y Serradilla del Llano.

El viernes, el incendió alcanzó los términos municipales de Serradilla del Arroyo (sierra del Guindo) Morasverdes y Guadapero, teniendo estos dos últimos que ser evacuados a Ciudad Rodrigo.

Ante la prolongada estancia fuera de casa y dado que, los vecinos salieron con lo imprescindible, el Ayuntamiento de Monsagro consiguió que en la tarde del viernes, se fletara un convoy escoltado por la guardia civil, para que un reducido grupo accediese a la localidad, con el fin de recoger, ropa, artículos de asistencia médica para las personas mayores, y abastecer a los animales.

A pesar de que el fuego, poco a poco avanzaba en dirección a Tenebrón, lo que podía indicar una rebaja sustancial del peligro para Monsagro, pequeñas reproducciones en la sierra del Guindo, en la vertiente monsagreña, entre la Cruz de la  Rubia y la Hastiala, el fuerte viento y el extremo calor, impidieron el regreso, que no se produjo hasta la mañana del martes 19, en la que los vecinos fueron autorizados a volver a sus viviendas.

Toda una semana entera fuera de casa – sobre las 12 horas del martes 11 se vació el pueblo y alrededor de las 11,30  del martes 19, se autorizó el regreso.  Una larga semana, con la incertidumbre pegada al costado. de cada persona obligada a salir precipitadamente de su casa, casi, con lo puesto.

Un  inédito éxodo temporal de los monsagreños, obligados por adversas circunstancias.

De la magnitud del incendio, puede dar fe, el dato de la cantidad de cuadrillas, y medios desplazados desde todas las provincias de la comunidad, autónoma,. el fuego a día de hoy martes, se considera apagado, pero no extinguido, cosa que sucederá en los próximos días, cuando no quede ningún rescoldo latente.  La superficie quemada, está por cuantificar pero se presume abultada. Es, sin lugar a dudas, la mayor catástrofe acaecida en el Parque Natural, desde su creación, allá por el inicio del siglo (Año 2000).

El panorama ala llegada a Monsagro, desolador, gran parte  del paisaje vestido de luto riguroso, a quien más, a quien menos, se le vino a la memoria el año 1988, en aquella ocasión, también llegó desde Extremadura el fuego que dejó calcinadas miles de hectáreas de vegetación, llegando a amenazar a la población de la Alberca, afortunadamente, ni entonces ni ahora, ha habido que lamentar desgracias personales, pero deprime, y mucho, el ver tantas hectáreas, antes rebosantes de verdor, ahora enlutadas y cubiertas de ceniza. ¿Quién les iba a decir? a aquellos jóvenes de entonces, que 34 años después, y ya peinando canas, les tocaría volver a pasar por las mismas circunstancias y con el añadido de la evacuación.

Resumiendo, de todo lo acontecido desde, prácticamente el lunes 11, hasta el martes 19 de la semana siguiente, día del regreso, lo únicamente positivo a destacar es, sin duda, la encomiable labor de las autoridades de Ciudad Rodrigo, con su alcalde Marcos Iglesias a la cabeza, a la hora de acoger a los desplazados.

Gracias a la Cruz Roja, equipo médico, policía local, sicólogos, personal del Ayuntamiento, y en general, a la población mirobrigense, por la gran acogida dispensada a los desplazados de Monsagro, y también, ¿ cómo no ? a las personas que alojaron en sus casas a familiares y amigos, todos y cada uno de ellos, se volcaron, con la intención de hacer más llevadera, la obligatoria ausencia lejos del hogar, gracias, y mil veces gracias; sin olvidar a los miembros del Ayuntamiento de Monsagro, voluntarios, guardia civil, bomberos, técnicos, agentes medioambientales  y cuadrillas de la Junta de Castilla y León, la unidad militar de emergencias (UME) del ejercito, que jornada tras jornada, se han dejado literalmente la piel, para que el daño fuese el menor posible.

En ocasiones como esta, es cuando se aprecia la labor – a menudo tan poco ponderada – de los cientos de trabajadores que cada verano velan por nuestros montes, vaya para todos ellos, el  merecido agradecimientos de los habitantes de Monsagro.  

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