Monsagro celebra la festividad del Corpus Christi.

Exuberancia floral en la iglesia monsagreña en honor del Cuerpo y Sangre de Cristo.

A lo largo de la historia, por motivo de adaptaciones a los cambios sociales, ciertas fiestas litúrgicas de gran importancia, o la han perdido, o simplemente han desaparecido, no es el caso del Corpus, a pesar de que se ha modificado la fecha de celebración, ya no se celebra el jueves 60 días después del domingo de resurrección, sino que se traslada al domingo siguiente, así es en la actualidad, con lo cual de ja sin significado aquello de: tres jueves hay en el año que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión; de los tres. solamente el Jueves Santo se celebra en el día de la semana que le corresponde.

Los orígenes de la fiesta del Corpus Christi se remontan al año 1208, cuando la religiosa Juliana de Cornillón propuso la idea de celebrar una fiesta en honor del cuerpo y la sangre de Cristo, fue el obispo de Lieja Roberto de Torote quien en 1246 ordenó que en su diócesis, al año siguiente se celebrase, señalando el jueves siguiente a la octava de Pentecostés para su celebración, por tanto, es en 1247 en Lieja (Bélgica) la primera celebración, podríamos considerar oficial. No obstante, no fue instaurada como fiesta litúrgica de la iglesia católica, hasta el año 1264 por el Papa Urbano IV mediante bula.  clemente V en 1311 dicta las normas para regular el cortejo en el interior de los templos. En 1316 Juan XXII introduce la octava con exposición del Santísimo Sacramento, pero es el Papa Nicolás V en 1447, el que sale procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma, dándole el espaldarazo definitivo.

Después de estas sucintas pinceladas históricas sobre el Corpus Christi, no cabe duda de que a lo largo de los siglos se convirtió en una de las principales festividades litúrgicas de la iglesia católica, de hecho, es de las pocas que se conserva prácticamente intacta a pesar de los siglos pasados, y sin duda, la más vistosa a efectos profanos, dada la decoración floral desplegada para homenajear al cuerpo de Cristo.

Monsagro siempre se ha distinguido por el hecho de engalanar con motivos florales el recorrido del Santísimo por las calles, en la antigüedad prácticamente ni un solo centímetro del recorrido quedaba por tapizar con tomillos, hiedras, retamas; ninguna bocacalle, o calleja, dejaba de ornamentarse con coloridas colchas y ramas de castaño; nada que ver con lo de ahora, debido a la despoblación, en la mayoría de las calles del recorrido escasamente un par de familias reside habitualmente, las cuales, fieles a la tradición siguen alfombrando como antaño el trozo de calle que les corresponde, pero la mayor parte queda desnuda, desmejorando sustancialmente la solemnidad propia de la fiesta. ¿Qué no decir de los altares? antaño numerosos y hogaño testimoniales, dos o tres apenas, lo que acorta la procesión considerablemente, otrora, incluso se ofrecía a los recién nacidos durante el año a los pies de los altares, en la actualidad, pocos, o ninguno nacen, de forma que resulta imposible recobrar el esplendor antiguo. Afortunadamente, hace unos cuantos años, al menos la iglesia se salva de tan demoledora estadística, gracias a la iniciativa de Cristina Luis Sancho que motu proprio en el año 2018 decidió recuperar la vistosidad de  engalanar profusamente la iglesia – cuya decoración había quedado reducida en los últimos tiempos a unos tomillos esparcidos por el atrio y el interior del  templo – dando lugar a un periplo que nos lleva hasta este 2024; de nuevo Cristina, con la colaboración de su tía Manoli, se han dejado el resto para que  la iglesia luzca esplendorosamente este 2 de junio, como puede apreciarse en la fotografías adjuntas; el decorado de este año en nada desmerece de los anteriores, presentando un diseño y colorido dignos de los mejores tiempos, una pena que ya no se celebren – por falta de niños – las habituales primeras comuniones, tan características de la Ascensión y Corpus, para que el colorido del traje de los menores , complementase el manto floral del suelo del templo.

La comunidad cristiana de Monsagro, no puede menos que agradecer el gran esfuerzo y dedicación desplegados por quienes, sin compromiso alguno, deciden realizar algo tan vistoso para el disfrute de todos y, desear que siga siendo una actividad apetecible para quienes la realizan cada año de forma tan altruista.

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