Llegaron los reyes.

Los magos de oriente visitan Monsagro la noche del 5 de enero.

La noche del 5 de enero, desde tiempos inmemoriales, es una noche mágica para los niños, en todos y cada uno de los pueblos y ciudades de este nuestro país llamado España; el motivo, que es la noche elegida para que sus majestades los Reyes magos, dejen en las casas de los pequeños los juguetes demandados previamente, mediante carta a ellos dirigida.

Los Reyes acuden puntualmente a su cita con los niños, y este año no iba a ser menos, a pesar de que el medio rural sufre un  – al parecer –  evidente e irreversible proceso de despoblación, con todo y con eso, siempre que haya un niño, los magos acudirán para llevarle sus juguetes.

Una resplandeciente luna llena fue testigo de la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar a la parroquia de San Julián de Monsagro la noche del cinco de enero.

Apenas había cesado el eco  del tañido de las diez campanadas del reloj de la torre de la Plaza,, cuando los Reyes magos hicieron acto de presencia en el atrio de la iglesia acompañados de sus pajes, que no dejaron de arrojar caramelos hasta que se introdujeron en el templo, con el consiguiente regocijo de la decena de infantes que les aguardaba ansiosamente, y que por descontado, se lanzaron al unísono a recoger las golosinas arrojadas, sirviendo este jolgorio como preludio de la  emotiva entrega de juguetes que se produjo en el interior.

Resulta impagable,  el  privilegio de poder contemplar, la ilusión reflejada en el semblante de los más pequeños a la hora de acercarse a recoger el presente solicitado, de manos del Rey correspondiente, bendita inocencia, ¡Ojala no se perdiera nunca! la pena es, que cada vez se acerca más la inexorable hora, en la que ésta noche de Reyes en los pueblos – y Monsagro no se verá libre de ello – pase de ser mágica, a ser una anodina e insustancial noche de principios de año, cuando  ya no quede ningún niño que precise ser agasajado por los Reyes, cuando ni uno solo de los habitantes de Monsagro, tenga la candorosa inocencia de acudir a recibirlos.

Por eso resulta de vital importancia, el hecho de que bien entrado el siglo XXI, a Monsagro sigan acudiendo los magos que hace más de dos mil años, siguiendo una estrella, protagonizaron el iniciático  viaje que concluyó en Belén, para ofrecer regalos a un solo infante, el Niño Jesús.

Bendita noche y, benditos Reyes que colman con su presencia, la ingenuidad de las inefables personitas que comienzan su ardua andadura en la vida. 

2 comentarios

Es muy guapo ver cómo monsagro tiene actividades y que no falten nunca
Viva monsagro

Los comentarios están cerrados.

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad