Las mujeres honran a su patrona Santa Águeda.

Las mujeres de Monsagro celebran con alborozo la fiesta de su santa patrona.

Afortunadamente se siguen celebrando festividades que hace tiempo fueron retiradas del calendario laboral, es el caso de Santa Águeda, que por ese motivo en los últimos tiempos se lleva a cabo el fin de semana más próximo al día de la fiesta, no es el caso de este año que coincide con el día tradicional, 5 de febrero, por lo que las mujeres la noche del sábado 4 y madrugada del 5, han recorrido las calles cantando las alboradas, han procesionado con la imagen por las calles tras  la eucaristía, han celebrado el ofertorio y posterior convite, para rematar con una sesión de baile y un fin de fiesta dulce, una chocolatada con bizcochos para todos en el local multiusos.

Al más puro estilo tradicional, como cuando la fiesta contaba con un nutrido grupo de féminas concelebrándola, es de agradecer el esfuerzo, a las cada vez más escasas mujeres que se reúnen para continuar con la tradición, gracias a ellas, la santa sigue siendo apeada de la hornacina para realizar el anual recorrido por las calles de Monsagro sobre los hombros de sus feligresas.

Resulta pertinente traer a colación – para los muy jóvenes en particular – que en este día, simbólicamente, las mujeres tomaban el mando, y tanto el alcalde como el juez de paz entregaban sus varas a las mayordomas, que durante una jornada ejercían de fuerzas vivas de la localidad, eran las encargadas de organizar los festejos, que no solamente se circunscribían a lo religioso, se organizaba baile al son del tamboril y a lo largo del día, cualquier varón forastero que se acercase por el pueblo – cosa bastante habitual por entonces, debido al trasiego de viandantes entre las poblaciones cercanas – era requerido para que aportase un donativo con el que sufragar los gastos del festejo, y pobre del que se negase, en ese caso, eran tan combativas, que podían llegar hasta a intentar desnudarlo, tal era el albedrío que detentaban. Afortunadamente las cosas han evolucionado hacia mejor, y en la actualidad es algo que obedece más a la tradición que a lo reivindicativo.

De cualquier forma, resulta encomiable, el empeño de esas mujeres, que a pesar de las dificultades que entraña el reunirse, dada la dispersión provocada por el constante abandono que sufre el mundo rural, se esfuerzan cada año, y consiguen unas pocas, lo que antes era tarea de muchas, mantener viva la llama de la tradición .

Un año más – sin restricciones provocadas por la pandemia – Santa Águeda se ha paseado por la villa en la que ostenta el orgulloso título de patrona de las mujeres.

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